Los jinetes apocalípticos de la 4T

PULSO

Eduardo Meraz

Los cuatro jinetes del apocalipsis indomados hasta ahora por el cuatroteísmo son: la corrupción en sus gobiernos -federal, estatales y municipales, el poder judicial, organismos autónomos -en particular el Instituto Nacional Electoral- y los medios de comunicación clasificados como convencionales.

Los esfuerzos de “purificación”, al más puro estilo de la Santa Inquisición mañanera, emprendidos por el presidente totalmente Palacio Nacional, han resultado vanos y se han constituido en freno a sus apetitos absolutistas.

De poco sirven los actos escenográficos -pequeñas miniseries estilo Netflix, pero región 4T- para mostrar los ilícitos de gobiernos anteriores, cuando cada vez con mayor frecuencia se hacen públicos actos de corrupción de conspicuos personajes cuatroteístas del primer, segundo y tercer niveles, por lo cual ya se habla de la existencia del “Cártel de los Cash-imiros”.

Ante los abundantes y abrumadores “podcasts” hechos públicos, de funcionarios recibiendo dinero en efectivo y las múltiples “irregularidades” en el manejo de recursos públicos en las dependencias públicas, como los casos de Segalmex y la Secretaría de Educación Pública, por solo mencionar dos casos, el mandatario sin nombre y sin palabra ha abandonado la costumbre de ondear su pañuelo blanco, cada vez menos albo y más percudido.

El jinete de la corrupción es, quizá, el más difícil de domeñar, pues la palabra presidencial no alcanza para sanar a los pecadores ni para reconvertir a los malhechores ocupantes de las habitaciones del supuesto “Castillo de la Pureza” del oficialismo, sobre todo si se toma en consideración que más del 80 por ciento de los contratos de las obras y servicios se entregan de manera directa, sin licitación, y los principales beneficiarios son personas o empresas cercanas a los funcionarios.

Sin un buen desparasitante y la poca voluntad del ejecutivo para aplicarlo a sus huestes, ha hecho crecer la desconfianza hacia el habitante de Palacio Nacional, como quedó demostrado al perder la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, por lo cual sus reformas para controlar a los otros dos poderes -judicial y legislativo- y sectores económicos importantes simplemente fueron desechadas.

En la Suprema Corte, sus planes A y B fracasaron: ni pudo ampliar el periodo de Arturo Zaldívar ni imponer a Yasmín Esquivel como presidenta de la SCJN. Y por lo visto, con la ministra Norma Leticia Piña Hernández no podrá hacer realidad su apotegma: “no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”, por más estridentes que sean sus críticas a los miembros de este poder independiente.

El sueño guajiro por “destazar” al INE y demás órganos autónomos tampoco será tarea sencilla, pues su proclividad a evadir o darle la vuelta al marco jurídico, a la propia Constitución, carece del respaldo social; salvo su feligresía, nadie desea la restauración del gobierno actuando como juez y parte en los procesos electorales y en la regulación de actividades económicas.

Si bien no está dicha la última palabra en el renglón de la organización, desarrollo y calificación de los comicios, el activismo extralegal de corcholatas y funcionarios públicos estaría operando en contra de la aceptación de la sociedad a ceder estas actividades al gobierno, como ocurría hace medio siglo.

Por cuanto a los medios de comunicación, sus continuos ataques “purificadores” de su teatro en atril mañanero, ha contribuido a darles publicidad y a ser vistos y oídos por un mayor número de personas que, de esa manera, pueden contrastar los dichos y los hechos gubernamentales, así como constatar si existe o no correspondencia entre ellos.

Tal vez sin proponérselo, estos cuatro jinetes parecen armonizar su actuación. El primero, la corrupción, avanza con celeridad hacia el “año de Hidalgo”, operando en contra de la 4T. Los otros tres, con su herejía indómita, se han convertido en fiscalizadores del respeto a las leyes y las garantías individuales y sociales de los mexicanos.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Al no alcanzar el rating demandado, la miniserie de Genaro García Luna será recortada, por lo cual ya se prepara otra sobre el asesinato de Luis Donaldo Colosio, con tal de entretener a la población y no empiece a protestar por lo caro de los alimentos y la pauperización de los salarios.

 

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