Carlo Acutis, un joven italiano nacido en Reino Unido que creó páginas web para difundir su fe, será proclamado a finales de este mes como el primer santo de la Iglesia católica de la generación millennial, lo que lo eleva al mismo nivel que la Madre Teresa y Francisco de Asís.
No hay duda de que era especial, dijo su madre, Antonia Salzano Acutis. Sin embargo, en muchos aspectos, dijo, era como cualquier otro adolescente.
Acutis, que aprendió varios lenguajes informáticos y creó páginas web para su parroquia y la Iglesia en general, murió de leucemia a los 15 años, en 2006.
A medida que crecía su fama devota y su figura avanzaba por la vía oficial hacia la santidad, su cuerpo fue trasladado a la ciudad de Asís, en el centro de Italia, de acuerdo con sus últimos deseos.
Allí fue enterrado con un molde de cera elaborado a su imagen, vestido con su chándal, vaqueros y zapatillas deportivas. Desde entonces, las multitudes se agolpan ante el ataúd, que cuenta con un cristal transparente.
Causa expectación
Se pronostica que miles de personas asistan a la ceremonia de canonización en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, el 27 de abril.
Las autoridades vaticanas esperan que el papa Francisco, que aún se recupera de una grave neumonía doble, presida la ceremonia.
Pero, lejos de toda la ceremonia y la veneración, su encanto principal era que vivió la misma vida que otros adolescentes en la década de 2000, intentando encajar en la escuela, dijo su madre.
“Carlo era un niño normal y corriente como los demás. Jugaba, tenía amigos e iba al colegio. Pero su cualidad extraordinaria era el hecho de que abrió la puerta de su corazón a Jesús y le dio prioridad.”
“Utilizó esta habilidad para difundir la buena nueva, el Evangelio”, añadió. “Quería ayudar a la gente a tener más fe, a entender que hay una vida después de la muerte, que somos (peregrinos) en este mundo”.
Dijo que su hijo estaba comprometido con ayudar a la gente necesitada. Pedía a sus padres que hicieran donaciones a los pobres.
“Era muy duro consigo mismo (…). Si quería comprarle dos pares de zapatos, me decía que no, que con uno era suficiente”, comentó Salzano Acutis.
Rezos y milagros
La reputación de Acutis creció aún más con el registro de milagros reportados después de su muerte y atribuidos a su intercesión con Dios.
Los responsables de la Iglesia afirman que se produjo la curación de un niño brasileño de cuatro años con una grave malformación pancreática y de una mujer costarricense de 21 años que estuvo a punto de morir tras un accidente de bicicleta.
Las madres del niño y de la mujer habían rezado a Acutis pidiendo ayuda, según las autoridades vaticanas.
“El mundo está mostrando gran interés por este joven”, dijo el obispo Domenico Sorrentino, que dirige la diócesis católica de Asís. “Ha empezado por su sonrisa”.
“Cuando estamos realmente convencidos de que estamos salvados (por) Jesús, debemos estar alegres, ser felices”, dijo Sorrentino. “Acutis consigue dar a los jóvenes esta imagen de la verdadera imagen cristiana”.