FILANTROPÍA/ Economía social

Por Felipe Vega, fundador y director general de CECANI Latam, empresa de capacitación para cooperativas y figuras no lucrativas.

La economía social se consolida como un modelo innovador que combina cooperación, solidaridad y sostenibilidad, mientras busca generar un impacto positivo y duradero en la sociedad.

Su propósito no es únicamente la creación de riqueza, también la distribución equitativa de los beneficios y asegurar que los sectores más vulnerables tengan acceso a oportunidades económicas, sociales y educativas.

Este enfoque permite que las comunidades participen activamente en la toma de decisiones, fortalecer la cohesión social y la confianza entre sus miembros.

Si es posible equilibrar desarrollo económico y bienestar social al mismo tiempo. Desde la inclusión financiera hasta programas de empleo protegido, estas iniciativas ofrecen alternativas concretas frente a las desigualdades históricas.

Al priorizar la equidad sobre la rentabilidad individual, la economía social permite construir un entorno donde todos los integrantes de la comunidad puedan prosperar y aportar al desarrollo colectivo.

Un ejemplo de ello son las cooperativas de producción y consumo. Son organizaciones donde un grupo de personas se une para producir y distribuir bienes o servicios de manera conjunta. Este modelo garantiza que los beneficios se compartan equitativamente entre todos los miembros.

Las cooperativas fomentan la participación democrática en las decisiones económicas y estratégicas. Además, fortalecen la autonomía de los participantes al reducir la dependencia de empleadores tradicionales y generar estabilidad económica.

Más allá del aspecto financiero, estas cooperativas promueven la cohesión comunitaria al priorizar el desarrollo social y la sostenibilidad sobre la maximización de ganancias.

Representan un claro ejemplo de economía social en el que la cooperación y la solidaridad se traducen en oportunidades concretas para los miembros y beneficios tangibles para la comunidad en general.

Pero existen muchos más ejemplos de economía social: bancos comunitarios y finanzas solidarias que ofrecen servicios financieros accesibles a personas excluidas del sistema bancario tradicional, programas de empleo protegido que buscan integrar a personas con discapacidades o en situación de vulnerabilidad laboral en el mercado de trabajo, redes de trueque y consumo colaborativo que permiten a las personas intercambiar bienes y servicios sin necesidad de dinero.

En la economía social también aparecen mercados locales y ferias comunitarias, iniciativas de educación inclusiva, bancos de tiempo, fondos de inversión social y otros.

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