GOBIERNO DE CALIDAD/ Empatía en las aulas y empresas

Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y director general de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas.

No es un signo de bondad o política correcta. La empatía impacta en la productividad y resultados de aprendizaje y monto de utilidades.

Ahora, la empatía no es en realidad una sola cosa en absoluto. Es un término general que describe al menos tres formas en que nos conectamos con las emociones de otras personas:

  • Contagio emocional o empatía.
  • Empatía cognitiva o interés en indagar que le ocurre a alguien.
  • Preocupación empática o compasión. Deseo de ayudar.

La empatía es una experiencia. La amabilidad es un comportamiento. La bondad son las cosas que hacemos por otras personas.

Hay muchas razones por las que podrías actuar con amabilidad. Podrías ayudar a tu amigo porque se lo debes. O puede que lo ayudes porque te preocupas por el.

Es la empatía lo que conduce a la amabilidad. Y hay todo tipo de evidencia de que cuando sentimos empatía, aunque sea por un momento, ayudamos a las personas en nuestras vidas o incluso a extraños, por eso solemos ofrecernos como voluntarios o donatarios a organizaciones benéficas.

¿Por qué es realmente importante la empatía en el lugar de trabajo?

Los empleados que creen que sus organizaciones, y especialmente sus gerentes, son empáticos, tienden a llamar menos para reportarse enfermos. Reportan menos agotamiento, mejor salud mental y moral y mayor intención de permanecer en sus organizaciones. También tienden a innovar más y a decidir más riesgos creativos.

Es un error común asumir que ser eficiente significa desconectarse emocionalmente y tratar de desvincularse de las personas para poder trabajar más duro. En realidad, cuando las personas se sienten cercanas a sus colegas y  líderes, trabajan más duro, más rápido y de manera más creativa.

Esto nos lleva a una pregunta crucial: ¿cómo podemos pensar en aumentar su capacidad de empatía?

Lo primero es que los líderes dediquen más tiempo a conectarse con las personas. Eso es tan vital y a menudo se pasa por alto. En la búsqueda de la eficiencia, a menudo ignoramos lo que nos permite ser eficientes a un nivel más profundo.

Una vez que establecemos que la empatía es útil, la pregunta es: «Bueno, ¿cómo la conseguimos?» Mucha gente piensa que la empatía es un rasgo fijo, pero los científicos descubren que la empatía es  una habilidad que podemos desarrollar y trabajar, como cualquier otra.

Todos somos más visibles los unos para los otros que nunca. Tenemos acceso a las historias de los demás a través de las redes sociales y las plataformas digitales. ¿Qué muestra su investigación sobre los niveles de empatía actuales en comparación con los de períodos anteriores?

Durante el tiempo que las redes sociales se apoderan de gran parte de nuestras vidas, la empatía de las personas también disminuye. El estudiante universitario estadounidense promedio en 2009, por ejemplo, informó ser menos empático que el 75 por ciento de los estudiantes universitarios solo 30 años antes.

La cultura nos moldea, especialmente nuestro comportamiento y mentes.

Cuando las personas experimentan un ambiente polémico, polarizado o cínico, la empatía comienza a sentirse insegura, impopular, tal vez contraproducente. Y esto se ve no solo del trabajo a casa, sino también del lugar de trabajo  o de equipo a equipo. Hay muchos casos en los que las personas subestiman la popularidad de la empatía en sus propias comunidades.

Entonces, es posible que el egoísmo y la poca interacción real con los demás converjan en personas menos empáticas y en ambientes con excesiva competitividad y deshumanización.