Los peritos que trabajan en el rescate de los cuerpos de las 62 víctimas del accidente del avión que se estrelló el viernes en el estado brasileño de Sao Paulo identificaron a las dos primeras aún en el lugar de la tragedia pese a que los restos estaban calcinados, informaron este sábado los bomberos.
Los equipos de rescate trabajaron toda la noche y hasta primera hora de este sábado habían conseguido retirar 21 cuerpos del avión e identificar a dos, informó el portavoz del Cuerpo de Bomberos de Sao Paulo, capitán Michael Cristo, en declaraciones que concedió en el condominio de la ciudad de Vinhedo en el que se registró el accidente.
«Un primer vehículo ya salió rumbo al Instituto de Medicina Legal de São Paulo con los doce primeros cuerpos, dos de los cuales ya identificados por los peritos que trabajan aquí en el local», afirmó Cristo.
El oficial afirmó que los cuerpos están en estado de difícil identificación debido a que quedaron calcinados.
«Conforme vamos identificando en los destrozos un posible cuerpo, los peritos entran en ese escenario y recogen el máximo de evidencias para facilitar la identificación, desde las características físicas, los objetos que portaban y su ubicación en la aeronave», explicó.
El portavoz afirmó que todos los cuerpos han sido hallados sentados en las sillas que ocupaban en la aeronave, sin que ninguno hubiese sido lanzado fuera del aparato o a los corredores, lo que puede facilitar la identificación.
Agregó que la retirada de los cuerpos puede demorar debido a que los bomberos tienen que ir retirando con cuidado las partes del fuselaje, algunas con la ayuda de grúas, para poder ir avanzando en el interior del aparato a cada fila de sillas.
En las tareas de rescate trabajan cerca de 250 bomberos, socorristas, peritos, policías e investigadores, por lo que los residentes en el condominio Recanto Florido, en la ciudad de Vinhedo y donde cayó el avión, no han podido volver a la normalidad.
Tal es el caso del jardinero Odair José Simoes, que fue uno de los testigos de la tragedia.
«Esta noche no dormí bien pensando que el avión podía haber caído en mi cabeza. Cuando lo vi medio parado en el aire y escuché el ruido entré en pánico ya que no sabía hacia dónde correr, porque vi que iba a caer muy cerca de mí», afirmó Simoes en entrevista a EFE.
La aerolínea Voepass, propietaria del avión siniestrado en la mayor tragedia aérea en Brasil desde 2007, informó este sábado que el total de víctimas ascendió a 62 tras la confirmación de la muerte de un hombre que no estaba en la lista inicial de pasajeros.
El avión, un bimotor de modelo ATR-72-500 y fabricación francesa, cubría el trayecto entre la ciudad de Cascavel y Sao Paulo con 58 pasajeros y 4 tripulantes a bordo y se accidentó cuando le quedaban unos 80 kilómetros para llegar al aeropuerto de Guarulhos, su destino.
Pese a caer en un área residencial, el aparato se estrelló en los patios traseros de un conjunto de residencias sin afectar a ninguna edificación ni dejar ninguna víctima en tierra.
Las autoridades aeronáuticas informaron que tanto el avión como sus pilotos estaban en condiciones regulares de vuelo, con todas las licencias actualizadas, y que la tripulación no llegó a reportar a la torre de control ninguna emergencia ni problema a bordo.